Por Lucy Galvis para Hay Un Lugar.
A modo introductorio y para ubicar a los lectores no sectoriales, sobre todo a los niños en estos días de pandemia, los papás me ayudan.
¿Qué es un gestor cultural, y que exactamente hace en el territorio?
Para los niños: un gestor cultural es un señor que trabaja en la localidad y que usualmente organiza los eventos para las familias del barrio. Muchos no han visto al gestor cultural del barrio… deberían llevar una chaqueta. A veces trabajan en la Alcaldía, igual, organizan actividades para los vecinos como los encuentros navideños en el parque.
Relacionamos el trabajo de los gestores culturales con algunas pocas actividades recreativas y de encuentro de las familias, lo cierto es que los gestores participamos en múltiples espacios en los que el diseño de políticas culturales son importantes.
Su actuar se sustenta en 3 pilares fundamentales, la política cultural, el apoyo de lo público, y el modelo de desarrollo, todo esto pensando en el ser humano, en los y las ciudadanas quienes constituyen la población receptora. No se puede pensar en proyectos de desarrollo sin gente, tanto como que no es posible hablar de derechos humanos sin el derecho a la vida.
Estar con vida es prerrequisito a todo lo demás. Los derechos son humanos porque están pensados para los hombres y las mujeres de todas las edades.
Entonces, la política cultural consiste en los acuerdos que se hacen con la gente sobre los temas de cultura y que son puestos al árbitro del estado, el estado es lo público, se encarga de administrar lo que es de todos, mientras que cada uno de nosotros realiza tareas, oficios, tenemos actividades que realizamos desde el ámbito de lo privado. Lo privado es lo que le pertenece a cada uno, lo que cada uno puede hacer con su esfuerzo, y eso está regulado por estos acuerdos que las personas hicieron antes con el Estado, para que cada uno tenga su espacio y no interfiera con el espacio de los demás.
A los gestores culturales, tanto como a los educadores, los padres de familia y otros grupos humanos, les interesa que estemos bien, que podamos disfrutar de las actividades que nos gustan sin que nos ocasionen problemas.
La gestión cultural se hace cargo de gestionar las actividades en las que nos encontramos todos como parte de una comunidad, y a veces también hace propuestas sobre actividades que hacemos en nuestras casas como ver televisión. A los gestores culturales, tanto como a los educadores, los padres de familia y otros grupos humanos, les interesa que estemos bien, que podamos disfrutar de las actividades que nos gustan sin que nos ocasionen problemas.
Se puede mirar el oficio del gestor cultural desde dos perspectivas, una, la de los procesos, las acciones y la toma de decisiones, y dos, la del diseño y puesta en práctica de estrategias y propuestas de solución a un problema.
Cuando hablamos de emprender podemos entender mejor esto. Los procesos son la suma de acciones para producir un producto, por ejemplo, una artesanía. Decimos que se hace por pasos, paso 1, paso 2, paso 3, paso 4… y siempre hay que tomar decisiones. Podemos decidir el color, la forma, el tamaño de cada objeto. Toda la vida estamos tomando decisiones, pequeñas medianas y grandes, según la edad de cada uno. Pero hay unos procesos de decisiones más grandes, las de diseñar, por ejemplo, el cómo vamos a impulsar el sector artesanal en una región, y para eso creamos estrategias, grandes líneas de acción que moverán a mucha gente hacia el mismo objetivo. Estas decisiones, que usualmente toma el estado, pero la empresa privada también, responden a la solución de un gran problema, por ejemplo, el empleo para madres comunitarias. Para conseguir esto, se necesita apelar al estudio, a la comprensión del problema o fenómeno social, y aplicar herramientas y prácticas para resolverlo.
Para la gestión cultural con las comunidades es necesario seguir estos 3 principios: la democracia, la organización y la participación.
Para la gestión cultural con las comunidades es necesario seguir estos 3 principios: la democracia, la organización y la participación. Y es que la gestión cultural debe seguir los lineamientos internacionales en lo concerniente a los derechos humanos, el respeto a la persona y la equidad, que pueda tener acceso a la cultura y actividades culturales de su país, que pueda participar con todos, no importa si tiene alguna discapacidad, si pertenece a otra raza o religión, que tenga oportunidad. Por lo tanto, la gestión cultural debe cumplir con la base jurídica del país en que aplique, en nuestro caso la Constitución de 1991. Para que esa participación sea posible, y cumpla con todos los preceptos de la democracia, se necesita que los gestores culturales, hombres y mujeres, sean organizados, lleven a cabo las tareas con orden, apliquen unas metodologías propias de su actividad.
La gestión como término, alguien me pedía un glosario, tiene carácter activo como la guerra, como la estrategia militar. No hace mucho recuperaron el libro El Arte de la Guerra de Sun Tzu que sí, era el diario de campo de un militar chino, y lo hicieron para dinamizar los mercados de productos y servicios. ¿Y qué dice Sun Tzu? Entre otras cosas, que la gestión impulsa las acciones hacia adelante, en la guerra se organizan los insumos para llegar lo más lejos que se pueda en la conquista de territorios, en esa época los países eran expansionistas y querían controlar a los países vecinos, eso hoy ya no se puede porque hay convenios internacionales. Y aducían a que sus vecinos eran salvajes y que tenían que civilizarlos como excusa para echarse encima. Las guerras eran para usufructuar los recursos naturales tales como la minería, hacer la guerra daba mucha plata, hoy ya es poco probable de que los países se dejen sin que haya una confrontación.
Lo cierto es que Sun Tzu da una explicación económica, dice, la guerra vale dinero, los recursos son escasos, los hombres se cansan de estar lejos de su casa en un conflicto interminable, llevar alimentos y todo el material de intendencia implica gastos de transporte, uno no puede hacer la guerra más allá de sus recursos disponibles, y hay que racionarlos. Hoy que estamos en pandemia vale la pena pensar sobre los recursos hídricos, por ejemplo, el valor del agua potable tanto para el consumo humano como para los sistemas de riego y los animales.
Entonces gestionar es como ir haciendo, ir motivando a la gente para conseguir un objetivo plausible, ir ahorrando, no gastar más de lo debido, trabajar al mínimo coste posible, sacar el mayor provecho de la actividad.
Entonces gestionar es como ir haciendo, ir motivando a la gente para conseguir un objetivo plausible, ir ahorrando, no gastar más de lo debido, trabajar al mínimo coste posible, sacar el mayor provecho de la actividad. Gestión es una palabra administrativa, se usa en la empresa y en el estado, la gestión pública, que no es más que administrar los haberes: planear, organizar, dirigir y controlar, son las cuatro funciones básicas de los gestores, de los administradores.
Mientras que la gestión administrativa existe desde las primeras épocas del ser humano, los hombres se organizaban para cazar, tenían un solo propósito, cazar al bisonte, y hacían dibujos del bisonte y de los hombres en las cuevas, como cuando un director técnico instruye a su equipo de fútbol, la gestión cultural comienza a organizarse a partir los 80’s.
Es un conocimiento reciente porque antes no se la había aplicado a lo cultural. Y es que lo cultural tiene unas características específicas. El carácter cultural de la gestión pasa por el reconocimiento de la identidad, la historia y las prácticas culturales de las comunidades. La cultura como conjunto de saberes, creencias y pautas de conducta de un grupo social, la comunicación, y el modo de resolver necesidades o problemas.
"El rol del gestor cultural tiene entonces que ver con el diseño y puesta en marcha de proyectos que buscan atender problemáticas y necesidades sociales a través de la creación de bienes culturales partiendo de la participación y el aprendizaje colectivo, continuo y abierto de un determinado sector de la población" (Fuente Wikipedia).
Mover a la gente para cumplir con un objetivo que soluciona sus necesidades o problemas pero desde un enfoque cultural, apelando a la historia, a la memoria, a la narrativa, al juego, a la música. Otros profesionales hacen presencia en una comunidad, un médico resuelve problemas de salud, una trabajadora social mira temas de relaciones laborales, de capacitación para el trabajo, un entrenador deportivo ayuda con el bienestar físico de las familia, todos resuelven problemas, un rescatista de la Cruz Roja, un hombre de los servicios públicos, y todos animan a la comunidad con sus proyectos, el médico liderará una campaña de vacunación, la trabajadora social buscará oportunidad para que las mujeres aprendan a manejar un ordenador, un DT hablará con cada niño y joven sobre su comportamiento dentro y fuera de la cancha, pero solo el gestor cultural se apoya en las actividades artísticas y culturales para cumplir con su función de integrar a la comunidad y conseguir que muchas prácticas entren a formar parte de su vida.
El gestor cultural estructura el cambio, lavarse los dientes es una práctica cultural, es un hábito construido para prevenir la caries, desde niños nos enseñaron que era necesario después de cada comida. Lo mismo puede decirse de esperar el transporte en cada estación de Transmilenio, antes no se hacía, el transporte público no estaba organizado. Es cultural, no tirar papeles, basura a las calles. Es cultural saludar, decir por favor y decir gracias. Querer cumplir con las normas es cultural, con convicción, con buen ánimo, porque uno cree que es importante y no porque un Policía lo obliga.
Es así como, el gestor cultural utiliza su creatividad para diseñar soluciones innovadoras que transformen la vida de las personas y de su entorno en los municipios y ciudades, utilizando diferentes metodologías e indicadores de resultados para medir los alcances de su gestión.
Recientemente han construido algo que llaman índice de felicidad y que consiste en dar cuenta de qué tan felices son las personas y de qué depende su felicidad. Puede depender de muchas cosas, de acceso a alimentos, servicios públicos, facilidades, afectos, satisfacción con sus resultados, cumplimiento de sus expectativas. La gestión cultural está en continua actualización y el gestor se capacita o se habilita sobre todas estas nuevas herramientas para prestar un buen servicio a las poblaciones.
Tiene límites, a veces no es sencillo dar con el diagnóstico de las situaciones, por ejemplo explicaba un ingeniero amigo que “uno no entiende cómo no aplican (la comunidad) el pensamiento predictivo, llevan ya dos desbordamientos del río Bogotá, y vuelven y construyen en el lugar”, mientras que un habitante de un barrio estrato 1 y 2 explicaba que “a orillas del humedal habían unas familias, ya las habían sacado, incluso a cada una le habían donado una casa en el barrio, y que volvían y se hacían ahí para que les dieran otra casa, que había gente con 2 y 3 casas en el barrio de ese modo”.
¿Qué dice la teoría y qué parece que sucede en la práctica? Para contrastar ese tipo de situaciones es preciso llevar un diario de campo. Se busca observar en un periodo de tiempo el comportamiento de nuestro objeto de análisis. En una comunidad casi todos los agentes y actores del sector llevan uno. Los médicos van tomando cuenta de las afecciones de la población, pueden decir con exactitud cuando hay una epidemia y por qué causas, determinan que hay problemas gastrointestinales porque el barrio no tiene agua potable.
Rápidamente, el rol del gestor ha virado hacia un perfil de facilitador, una persona que también aprende con los procesos de la gente y que ayuda a cualificar a más personas para liderar su propio desarrollo.
Igual pasa con el profesor de graffiti, todos van dando cuenta de los avances o retrocesos de la comunidad según los factores de riesgo, y lo que cada uno se propuso como objetivo.
Hoy en día los procesos son cada vez más grupales, las estrategias se construyen en colectivo, y a cada uno se le da una responsabilidad. Se busca que cada habitante del lugar integre el valor de la vida, entiendan su rol como ciudadanos, definan lo que necesitan y cómo lo van a lograr. Rápidamente, el rol del gestor ha virado hacia un perfil de facilitador, una persona que también aprende con los procesos de la gente y que ayuda a cualificar a más personas para liderar su propio desarrollo.
En la comunidad hay más agentes trabajando, antropólogos, médicos, trabajadoras sociales, educadores, formadores deportivos, administradores e ingenieros, entre otros. Cada uno aporta una mirada al problema. El trabajo del gestor cultural es creativo, mientras que para las otras áreas de intervención se han construido protocolos, que es de alguna manera el objetivo de este artículo, la gestión cultural da para las más diversas interpretaciones, por ejemplo, tenemos un grupo de jóvenes de 17 años o más que se desescolarizan, los funcionarios parecen no dar con la solución, una observación al problema permite definir que no se escolarizarán mientras que tengan que seguir el programa de segundo de primaria con niños de 6, 7 años.
El gestor cultural da con los puntos de vista más de frontera, usualmente tiene que vérselas con preguntas sobre el bien y el mal, lo bueno para la sociedad, lo decisivo, sobre qué es cortar por lo sano sin ser violentos, yo misma he tenido que construir conceptos a partir de observaciones de otros, por ejemplo, procesos de la naturaleza, crisol y fermentación, yo siempre daba el ejemplo de que uno era sometido al crisol y una odontóloga me hace entender que no todo son tecnologías basadas en el fuego, que también existen pruebas de fermentación y que eran peligrosísimas, “la gente podría hacer cualquier cosa con eso”, y se rió con sorna. Lo cierto es que siendo así, hasta la historia sale mal librada, ella continuó con su énfasis, y me dice, “siendo el ser humano como es, la piedra roseta podría estar repleta de improperios, nadie se puso a la tarea de investigar eso”.
Dadas las condiciones de terreno, cada experiencia es única. Los gestores culturales tienen a su alcance herramientas de trabajo tales como: Encuestas. Entrevistas. Censos. Grabaciones de audio, foto y video. Mapas. Estadísticas.
Un gestor cultural no toma medidas de seguridad, pero puede preocuparse por que todos tengan acceso a sus derechos, a la necesidad del agua potable para un proyecto gastronómico, en la calidad de vida del vecindario, puede tomar medidas complementarias y siempre estará listo a promover la participación, la cohesión de grupo, subir la moral, mejorar la comunicación y liderar el equipo.
Fuente: Wikipedia. 2020.
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